Es una inquietud que no me puedo sacudir. Quiero saber que va a pasar. Quiero saber cómo pasó. Quiero saber qué pasó. Quiero saber lo que no pasó y por qué. Y es fascinante. Es una especie de novela de intriga. Estoy segura que la trama es mucho más compleja de lo que alcanzo a ver/comprender.
Pero veamos. A mi entender la historia se remonta al sexenio de Eduardo Bours. Claro. Fue por entonces que empezó a hacer ruido TI Sonora (que ya no existe y desaparece de manera sospechosa) y algo antes que inició lo que hoy se conoce como Prosoft, el órgano de la Secretaría de Economía dedicado a promover la industria del software como tal en nuestro país.
Hasta aquí todo bien. Prosoft apoyaría económicamente a las compañías dedicadas al desarrollo de software, en el caso de nuestro estado, a través de TI Sonora. Aparentemente. Hasta donde yo sé.
Una gran tajada de los apoyos fue para este organismo. Otras (pequeñas) tajadas se fueron a compañías como Vangtel y Novutek. En la página de la Secretaría de Economía están las tablas con las cantidades exactas.
Por ese entonces, la idea (de Sonora y prácticamente todos los estados del País*) era convertirse en un polo atractivo de desarrollo de software para compañías extranjeras, con base en el éxito de países como la India y el boom del outsourcing o tercerización de servicios.
En pocas palabras, el plan maestro era capitalizar la masa crítica de egresados de carreras de ingeniería de software y afines disponible en el estado mediante la creación de tres parques tecnológicos de software, uno en Obregón, uno en Hermosillo y uno en Nogales.
Es hora que no tengo noticias del de Nogales (por cierto, busco desarrollador de ahí, wink wink), he visto, sólo de lejos, el de Hermosillo y al fin conocí el de Obregón. Sí. Hay que pasar por un fraccionamiento para llegar.
Les contaré sobre las instalaciones. Son excelentes. Y no sé si es porque lo visité un sábado pero lo que más me llamó la atención fue la soledad. Si me piden mi impresión, mi impresión fue la de un recinto solitario, apenas ocupado por tres o cuatro compañías. Al lado se construye -a paso de tortuga, con muy pocos trabajadores y menos maquinaria- lo que podría convertirse en un centro de investigación.**
Estuve en Novutek. Es exactamente lo que había imaginado (recuerden, fue un sábado). No estaba la recepcionista pero sí un puñado de desarrolladores. Hice mi entrevista y me fui, no había tiempo para más. Y en el camino de regreso todo fue cavilar (soy experta, las películas malas y el insomnio crónico no ayudan).
Cavilar en por qué está tan solo el edificio. Cavilar en la información que tenía y no podía discutir aún (off the record), cavilar en muchas cosas que me han dicho y que no podré poner en mi tesis, cavilar en por qué no hay un parque aún en Nogales (aunque creo que tenemos la respuesta), cavilar en el parque de Hermosillo y por qué aún no lo conozco***. Cavilar en dónde está toda esta información. Cavilar en el uso que se le dió (o dá) a los fondos de Prosoft. Cavilar en cómo se está repartiendo el pastel en este momento. Cavilar en la calidad de los egresados de carreras de TI.
Cavilar y cavilar.
Pueden estar seguros que seguiré cavilando. Y cuando tenga algunas respuestas se los haré saber. Aunque algunos de ustedes probablemente ya las tengan.
Hasta mañana.
*Imposible, como veremos en un post más adelante.
**Not allowed to discuss it.
***I shall take my lazy ass over there tomorrow.
domingo, octubre 30, 2011
viernes, octubre 14, 2011
Por el poder del... smartphone! :P
Es cierto que las cámaras son crappyshit (bueno, al menos la de la blackberry), ¿pero no aman la capacidad que nos dan los smartphones de capturar un pedazo de realidad y enviarlo de un lado a otro instantáneamente?
Sí. Yo sé que no es ninguna novedad. Y no hablo de la foto del cumpleaños o la pose para facebook (ash!)... ni siquiera de twitpic (or didnt happen :S).
Hablo de la sensación de "empowerment" que te da poder comprobar algo instantáneamente, donde efectivamente una foto dice más que mil palabras. Como, por ejemplo (cof cof) la de unas ramas mal puestas en media calle por Aguah para señalar una fuga mal tapada y enviarla a @HermosilloGob junto con el reporte.
Claro, los amargosos de paso la despachamos a facebook con el hashtag #ciudaddelfuturo, pero esa es otra historia... Otro ejemplo es el alud de fotos que recibe asimeestacionoyo.com
El punto es que es interesante la forma en que algunas compañías han aprovechado esta capacidad que prácticamente todo el mundo tiene hoy en día. Bueno. Una en particular me llamó la atención, y es que de cierta manera no lo esperaba de una carrocería.
El anuncio de esta empresa (no me acuerdo del nombre!) dice algo más o menos así: "¿Chocaste?! Mándanos la foto! Te hacemos un presupuesto sin compromiso". Y luego viene el correo electrónico.
En serio. Me quedé pensando que no está mal. Tomen en cuenta que mis hermanos (y las esposas de mis hermanos, ejem) son muy amantes de chocar y "arreglarse" sin mediación de agentes de tránsito o seguros. Entonces un servicio como este realmente resuelve un problema en el momento, aunque se trate solo de una estimación (claro, asumiendo que reponen el e-mail con celeridad) para "ponerse de acuerdo".
Lo verdaderamente interesante es que algo que podría ser completamente engorroso (que venga el carrocero? describir los daños? er...) se facilita gracias a que esta gente se abre a usar una tecnología ya pervasiva para hacer un trabajo que, a todas luces, puede al menos estimarse en dichas condiciones.
No lo sé. Quizá peco de ingenua. ¿Recuerdan el tristemente célebre video de las "ladies de Polanco"? GRÁBALO, PERO GRÁBALO BIEN! La reacción instantánea es tomar una foto. Grabar. Asegurar el testimonio. A veces me sorprende que no desenfunden tipo viejo oeste. Los encendedores en los conciertos han sido reemplazados por celulares grabando (esto no tiene nada que ver pero es divertido :P).
El caso es que de pronto todos podemos sentirnos como Harrison Ford en Morning Glory, con micrófonos y cámaras de televisión evidenciando a un alto funcionario. Aunque sólo sea para denunciar una fuga mal tapada, o asegurar que nos paguen "in situ" lo que nos cobrará el carrocero.
Esta herramienta aparentemente inocua y superficial puede ser muy poderosa si entran en la ecuación dos palabras mágicas: crowdsourcing y folksonomy aka hashtags. Basta que a alguien se le ocurra hacer y promover el hashtag #fugashmo o #bacheshmo o qué se yo hmo para iniciar un streaming colectivo en twitter (ok, también puede ser de cosas buenas :P). ¿Por qué no? En serio. ¿Por qué no?
No es sólo para periodistas. No es sólo para fotógrafos. No es sólo para activistas. Es para todos los que queremos un lugar mejor para vivir. Just saying.
jueves, octubre 13, 2011
Steve Jobs y Dennis Ritchie. I had to do it...
En serio no puede uno bajar la guardia. Steve Jobs. Dennis Ritchie. What´s next? :S
Poco puedo añadir a lo que ya se ha dicho, y escribiré desde el corazón, aunque suene a cliché. Como dicen en Twitter: "háganle como quieran".
Primero. Jobs. It was kind of a shock. Juro que traté de mantenerme indiferente. De guardar distancia emocional. Quiero decir, sabía (sabíamos) que estaba gravemente enfermo.
Pero entré en shock. Uno siempre piensa que se salvará, que se repondrá (y me tachan de catastrofista). Alguien con algún método experimental en algún lado puede hacer algo por él, ¿no? Pues no.
No.
Y es un no tan rotundo. Tan universal. Tan devastador.
No.
Y entonces recuerdo la primera vez que use una mac en el H. Periodico. Ya no eran cosa nueva, eran un tanto lentas. Ni siquiera recuerdo que versión de sistema operativo tenían, pero definitivamente eran beige.
Era el verano de 1998. Así, precisamente en esas viejas Macintosh, comencé a leer y leer sobre tecnología, rodeada por los editores de "Perfiles", "Sociales" y "La Travesura" (sin comentarios). Ahí fue donde edité una primera página de la sección de Informática del H., y no lo cuento porque sea importante sino porque en esa primera página cometí mi primer gran error editorial y me di cuenta del verdadero peso y alcance de una noticia que pasé a interiores: El nacimiento de la iMac. Era una neófita.
Mi entonces editor, Federico Cirett, me "ubicó"y me pidió que la notita perdida en interiores la convirtiera en nota de portada para el lunes de la próxima semana. La medida de la novatez es no saber dimensionar, no comprender, no calibrar, no entender ante lo que estamos aunque nos peguen con un ladrillo en la cabeza. Y así, escribí sólo algunos párrafos. No sabía que decir.
Pero era el regreso triunfal de Jobs. Y poco a poco supe que decir. Leí todo lo que pude. La historia de Apple, los intentos fallidos, los mitos fundacionales, Wozniak, las correrías de la presentación de la primer Apple en el CES...Fue intenso, y el inicio de una love-hate relationship.
Amaba los diseños, sabía que era víctima de la mercadotecnia y no me importaba (considerenme miembro de la cofradía del campo de distorsión de la realidad) y deseaba fervientemente cada uno de los nuevos productos de la nueva Apple. Admiré siempre la naturalidad con la que desechaba y/o adoptaba nuevas tecnologías. Fue mi héroe cuando desechó el disquete. O los cables. O el ipod. O el iphone. O el shuffle. Incluso el cube. Mac OS X (Genius) ¡El iBook!
Nunca estuve en una de sus keynotes. Siempre pendiente de cualquier stream.
Anyhow. No. Sadly, no. A beautiful, crazy, iconoclast mind.
And then Ritchie.
El primer lenguaje de programación que "aprendí". Mi primer hola mundo. C. Unix. El primer sistema operativo que usé. Mi primer correo electrónico. Mi primer encuentro con la World Wide Web (sí, en modo consola).
C siempre me pareció tan elegante. Tan fascinante. And then the book. La biblia de programación para muchos, para mi.
Por Dios. ¿Qué no está hecho en C? Seminal. Básico.
Gone.
Hats off. To both gentleman, each in its own, genious, particular way. They changed the world its not an empty sentence, because they changed mine.
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