Por Talya Aluveaux*
Cuando empecé a escribir este blog, que de hecho inició en la columna de ehui (o en el blog del imparcial? ya no me acuerdo) le puse así porque quería dirigirme al segmento alfa de los lectores, los que ya están enterados y no hace falta dar demasiadas explicaciones, siempre construyéndose, aprendiendo e interesándose por cosas nuevas. Bueno, esa era la idea. Y que fueran capaces de interesarse por un blog titulado igual que un oscuro filme francés de ciencia ficción en cuya realidad no existía la palabra amor en el diccionario (oookkk).
El caso es que nunca (o casi nunca) mantuvo esa tónica. Eventualmente lo utilicé sólo para escribir lo que quería escribir, sin atadura alguna en términos de manuales de redacción o "códigos de ética" y/o stress por captar audiencia y así, más bien buscando satisfacer la necesidad que siento de hacer análisis meta, observar la cultura digital y escribir sobre estos menesteres (vaya maldición) y disfrutando, quizá demasiado, esas pequeñas libertades. Feels good.
Bueno, todo eso que dije no tiene nada que ver con el post. Sólo quería decirlo, o tal vez era una justificación porque aquí viene una serie de párrafos sobre un tema que nunca había tocado (meaning puedo escribir sobre lo que me de la gana), pero que a todos nos ha sacado canas verdes. O díganme si no.
Una está toda tranquila en una comida familiar de la tarde de domingo (toda cliché), tomándose una taza de café mientras trata de seguir la conversación sin distraerse demasiado por la bella puesta de sol visible a través de la ventana (necesito esa feature!) de la cocina, cuando de pronto sale a relucir que la computadora "está muy lenta" y/o no "jala" el antivirus, o alguna otra tragedia doméstica (uh oh, alerta roja).
Bajo los influjos de la cafeína y segura de que sólo será cuestión de minutos, hago un pronunciamiento sobre los skills de morpheus en materia de instalación de antivirus y ayuda samaritana en alfabetización digital a varios miembros de su familia (¿esperando zafarme?) con el efecto esperado, efectivamente, mi maravilloso esposo sale al rescate y se dispone a enfrentar una lucha sin cuartel con una computadora of a certain age (we are talking procesador Celeron, for god sake) con Windows XP y (get this) skin de Windows 7. Dios. Bueno, tanto como lucha sin cuartel... sólo le instalará un antivirus.
Claro que con un procesador como éste, que cuando salió al mercado YA era lento por default (i am looking at you, Intel) cualquier escaramuza se convierte en una cruzada. Cuando finalmente fue posible descargar el dichoso antivirus (en mi experiencia, las tías no pueden vivir sin antivirus, los noticiarios hablan de demasiadas amenazas informáticas como para estar desprevenidas) la computadora enviaba avisos de licencias (era una versión libre) y presentaba comportamiento errático, los ciclos del procesador estaban a punto de colapsar y hubo que tomar algunas decisiones radicales.
Quitemos ese maldito skin y dejemos el tema default. ¿Y la barra de herramientas por qué se pone arriba toda desconfigurada? Quitémosla también. Ah, se siente bien. AVG pide reiniciar de nuevo. Reiniciemos de nuevo. Cuando finalmente pudimos correrlo (cientos de miles de errores de todos tipos) eventualmente paró y nadie sabe, nadie supo. Decidí apagar la computadora.
Algunos reinicios después fue posible dejar funcionando el antivirus (que decidí no correr de nuevo por mi propio bien), desinstalar definitivamente el "skin" (aberraciones que nunca debieron existir), quitar el ícono de acceso directo de Internet Explorer del escritorio (sin comentarios), dejar bien visible el de Firefox (que ya estaba instalado) y salir huyendo. Den gracias que no instalé Xubuntu (mi estrategia siempre que pedían ayuda era quitar Windows e instalar Linux, adiós bye, pero me he hecho más civilizada, damn).
Y así fue como fuimos -una vez más- víctimas de la maldición de los que "entendemos de computadoras" (con todas las variantes modernas, laptops, smartphones...), aunque al final no me importó, sólo quería que quedara la maldita dinosauria. Sí, ya no alcanzamos a llegar a Musas, no me fue posible ver la galería de Arteche y toda la tarde se complicó, pero una computadora menos para IE y una tía feliz escuchando su música en YouTube sin sentirse amenazada por los virus informáticos, priceless. ¿O no?
(continuará...)
Out.
Breviario de las cosas que uno debe saber hacer. As if. Lawl. Mad skillz!
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lunes, octubre 22, 2012
martes, agosto 02, 2011
Vendobara, yo y mi piano Monticello
Fue amor a primera vista. Anhelaba un piano desde que el que tenía cuando era pequeña comenzó a fallar al punto que el ruido interno era más escandaloso que las poco melodiosas notas que lograba arrancarle mientras intentaba tocar "El cóndor pasa" o "Blanca navidad".
"Cuesta 3,500", me dijo la señora del tianguis (flea market ftw, no, really...) y voilá, en cosa de días ya era la propietaria de esta reliquia, un Monticello circa 1975 con el que podía experimentar a mi antojo (lo siento por mis vecinos) y "reencontrarme" con mi viejo amor, aquéllas piezas clásicas para aprender. Twinkle twinkle ... Little star...
Fast foward to present time.
Sigo interesada en aprender a tocar el piano, pero tendré que hacerlo en una academia. Mi casa es tan pequeña que no importa dónde lo ponga, ocupa demasiado espacio. ¿Y qué hace una, tan tech-savy, tan avant garde, tan techno proof (lol)? Pues va y lo anuncia en vendobara.com. ¿Qué no?
Siendo como soy en realidad, una neoamish cascarrabias, no me había dado la gana, ni el tiempo, de crear una cuenta en esos engendros (vendobara, mercadolibre, and the like...), sin embargo, había sido testigo de un par de transacciones exitosas dentro del circulo familiar. Mi novio había puesto a la venta su blackberry usada y la cosa fue todo un éxito.
Mi hermano había vendido no sé cuantas cosas. Un primo de mi novio había comprado piezas que le hacían falta para su carro. Y así hasta el infinito. Así que allá voy, rauda y veloz, a registrarme y anunciar el bendito piano. ¿Y qué pasa? Nada. Lo anuncio en el precio original. Nada. Le bajo un poco. Nada. Le bajo más. Nada.
Eventualmente aparece un interesado. Llega un correo y me ofrece $1,500 pesos. No me agrada la idea (el genio financiero en mi, lol), pero eventualmente decido que no importa, puesto que lo que realmente necesito es deshaceme de él, por lo pronto. Finalmente accedo, y no vuelvo a saber nada del "cliente".
Luego se reporta otra persona. Mismo precio. Ofrece. Queda "muy formal" de pasar a recogerlo. Incluso pone día y hora. Espero, y espero... Quien me manda confiar en la gente. En resumen, el sujeto nunca llegó.
Luego viene la sabiduría popular: "Así es en vendobara. De quince que te hablan, uno es el que pega". Plop. Vaya, vaya... Cáspita. Recórcholis. Rayos y centellas.
Hoy me despierta un nuevo e-mail:
Sí, Omar. Sí estaba anunciado en un precio más bajo. Pero ya lo volví a poner en lo que me costó originalmente. Te agradecería que no me hicieras perder el tiempo. Adiós bye.
Bueno, no fue eso lo que le respondí. Pero creo que no sirvo para "dealer". En todo caso, me dispongo a hacer un anuncio tipo "FOR SALE", imprimirlo, sacarle copia y pegarlo en un par de murales de algunas escuelas primarias. Ese tip me lo dio el señor de los raspados. O de plano sacarlo a la calle con un letrero.
Tech-savy my *ss.
Hasta mañana.
Tips a leia.y2k@gmail.com
"Cuesta 3,500", me dijo la señora del tianguis (flea market ftw, no, really...) y voilá, en cosa de días ya era la propietaria de esta reliquia, un Monticello circa 1975 con el que podía experimentar a mi antojo (lo siento por mis vecinos) y "reencontrarme" con mi viejo amor, aquéllas piezas clásicas para aprender. Twinkle twinkle ... Little star...
Fast foward to present time.
Sigo interesada en aprender a tocar el piano, pero tendré que hacerlo en una academia. Mi casa es tan pequeña que no importa dónde lo ponga, ocupa demasiado espacio. ¿Y qué hace una, tan tech-savy, tan avant garde, tan techno proof (lol)? Pues va y lo anuncia en vendobara.com. ¿Qué no?
Siendo como soy en realidad, una neoamish cascarrabias, no me había dado la gana, ni el tiempo, de crear una cuenta en esos engendros (vendobara, mercadolibre, and the like...), sin embargo, había sido testigo de un par de transacciones exitosas dentro del circulo familiar. Mi novio había puesto a la venta su blackberry usada y la cosa fue todo un éxito.
Mi hermano había vendido no sé cuantas cosas. Un primo de mi novio había comprado piezas que le hacían falta para su carro. Y así hasta el infinito. Así que allá voy, rauda y veloz, a registrarme y anunciar el bendito piano. ¿Y qué pasa? Nada. Lo anuncio en el precio original. Nada. Le bajo un poco. Nada. Le bajo más. Nada.
Eventualmente aparece un interesado. Llega un correo y me ofrece $1,500 pesos. No me agrada la idea (el genio financiero en mi, lol), pero eventualmente decido que no importa, puesto que lo que realmente necesito es deshaceme de él, por lo pronto. Finalmente accedo, y no vuelvo a saber nada del "cliente".
Luego se reporta otra persona. Mismo precio. Ofrece. Queda "muy formal" de pasar a recogerlo. Incluso pone día y hora. Espero, y espero... Quien me manda confiar en la gente. En resumen, el sujeto nunca llegó.
Luego viene la sabiduría popular: "Así es en vendobara. De quince que te hablan, uno es el que pega". Plop. Vaya, vaya... Cáspita. Recórcholis. Rayos y centellas.
Hoy me despierta un nuevo e-mail:
Buen dia
Estoy interesado en el Piano y me gustaria saber las condiciones en que se encuentra, ademas, żno estaba anunciado en un precio mas bajo?
Muchas gracias
Sí, Omar. Sí estaba anunciado en un precio más bajo. Pero ya lo volví a poner en lo que me costó originalmente. Te agradecería que no me hicieras perder el tiempo. Adiós bye.
Bueno, no fue eso lo que le respondí. Pero creo que no sirvo para "dealer". En todo caso, me dispongo a hacer un anuncio tipo "FOR SALE", imprimirlo, sacarle copia y pegarlo en un par de murales de algunas escuelas primarias. Ese tip me lo dio el señor de los raspados. O de plano sacarlo a la calle con un letrero.
Tech-savy my *ss.
Hasta mañana.
Tips a leia.y2k@gmail.com
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