miércoles, octubre 20, 2021

Revisitemos la Ley Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación de Sonora (porque hay una)

Por Talya Aluveaux


En entradas anteriores hemos comentado en este blog la importancia del componente institucional para el correcto funcionamiento -o que al menos tenga una oportunidad real- de un Sistema Regional de Innovación (SRI). Dos partes integrales de este componente, marca la teoría, es la existencia de una ley, pero sobre todo de un plan. Y pues... ¿qué creen? A nivel estatal no tenemos un plan (que yo sepa), pero sí una ley. Es más, una ley recién renovada, casi nuevecita.


La promotora de dicha ley fue la diputada Nitzia Gradías, quien fue su impulsora durante la pasada legislatura a través de la Comisión de Ciencia y Tecnología. La idea general, entiendo, era actualizar la ley pre existente, que había servido para maldita cosa y tenía años guardada en un cajón bien, gracias. Dicha ley ordenaba la creación del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología (Coecyt) -y también la elaboración de un plan estatal, jeje, ups-, pero carecía de los instrumentos necesarios para asegurar la ejecución y seguimiento de sus mandatos (por ejemplo, de dónde saldría el presupuesto y cuál sería éste). El documento, en general, tenía buenas intenciones, pero su ejecución no prosperó y así pasaron doce años hasta que se consideró necesaria una reforma. 


Vayamos ahora al 2020, año en el que se aprobó la nueva versión de dicha ley. Septiembre, para ser exactos. La nueva ley contempla 68 artículos, entre los que destacan el 12 (formulación e integración del programa estatal, coordinación de su ejecución y evaluación), el 34 (un sistema de información a cargo del Coecyt), y el 39 (que dicta que el Coecyt operará el "fondo estatal").


Gradías dijo en su momento a un diario local que para la creación de esta ley se tomó en cuenta la participación de rectores, académicos, investigadores, líderes empresariales y emprendedores de la región, quienes compartieron sus opiniones en la materia.


"La nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación es la más avanzada del país y contempla figuras jurídicas novedosas como el emprendimiento tecnológico, la industria 4.0, la compra pública de innovación y el impulso a sectores estratégicos", dijo la diputada priísta.


En general, la ley hace un fuerte énfasis en la cooperación entre los distintos agentes que operan en la mega región Sonora-Arizona, así como en la inversión en  tecnologías relacionadas con la 4RI, es decir, relativas a grandes conjuntos de datos (big data), manufactura aditiva, inteligencia artificial, IoT, etcétera, pero se cuida de no establecer una partida presupuestal específica para CTI, aduciendo que no se afectará el presupuesto más allá de lo que ya se tiene contemplado para este rubro.


La ley de 2017 tenía algunas carencias, y la reforma de 2020 atiende algunas, pero no todas. Por ejemplo, la nueva ley sí contempla la perspectiva de género, y toca el tema del acceso abierto, así como la regulación de la vinculación del sector productivo con investigadores de instituciones públicas, pero de nuevo, no establece una partida presupuestal específica para CTI. En el texto de exposición publicado por el Congreso del Estado (p. 439) dice, por ejemplo, que "atiende conceptos de equidad de género, promueve el reconocimiento a los estudiantes con talentos en materias objeto de la Ley, sin crear obligaciones presupuestales concretas".


Ese "sin crear obligaciones presupuestales concretas" me parece que es un punto importante de análisis en esta versión, al igual que los anteriormente mencionados, y otros, como el énfasis en la relevancia del emprendimiento universitario y la educación STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). Pero es una reforma de ley larga y como dijo Jack el Destripador, iremos por partes. Mal chiste. De modo que ésta, hoy, es una primera entrega de tres, que iré desarrollando lo que resta de la semana.


Tips e información a leia.y2k@gmail.com


@talya


Antes de irnos: 


Muy interesante el artículo de Os Keyes (@farbandish) en Wired acerca del fenómeno del whistleblowing, en el que implica que más allá de la visibilidad individual que generan estas personas al "confesar" la verdad como una forma de acto de contrición (y en ocasiones lanzamiento de nuevas carreras) es importante no olvidar que estos temas están siendo combatidos e impulsados por diversas organizaciones y movimientos desde hace muchos años. Llama a reemplazar el individualismo por una lógica activista más tendiente a la formación de un ecosistema como una manera de combatir el protagonismo que genera, aunado al oscurecimiento del resto de los actores. Quizá, propone, sería mejor que en lugar de exponer la verdad a un diario de circulación nacional, lo hiciesen ante los actores que mantienen en pie estos movimientos, con el fin de contribuir a la causa común de una manera más efectiva.


Amor a esto:


Ya que estamos con el tema, el libro "An Ugly Truth", escrito por Sheera Frenkel y Cecilia King se ve bastante interesante. Are you in?



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